En 1975 la Asamblea General de Naciones Unidas decidió eliminar la palabra "trabajadora" de dicho homenaje, intentando situar en un plano igualitario a mujeres burguesas y proletarias, pero no lo consiguieron, nosotras sabemos diferenciar muy bien entre la clase obrera y la burguesía, porque vivimos muy distintas realidades laborales, salariales y sociales.
En estos momentos estamos bajo la amenaza de un gran retroceso en derechos laborales, sociales y de salud laboral con el auge de la ultraderecha a nivel mundial, retroceso que de producirse no solo acentuaría más aún las diferencias entre las clases sociales, el empobrecimiento y la pérdida de derechos de la clase obrera en general, sino que se ensañaría mucho más con las mujeres trabajadoras y con los avances, aunque insuficientes, conseguidos hasta ahora tras siglos de lucha, y eso es algo que no debemos permitir, todo lo contrario, debemos seguir luchando para afianzarnos y avanzar en los mismos.
Como sindicatos de clase e internacionalistas tenemos la obligación de luchar por convenios colectivos donde los salarios permitan cubrir las necesidades diarias y vivir dignamente al conjunto de la clase obrera, y por supuesto, sin discriminación salarial por el simple hecho de ser mujer, convenios que recojan el principio fundamental de "a igual trabajo, igual salario", y la eliminación de cuestiones como los contratos a tiempo parcial, el teletrabajo… que afectan en especial a las mujeres, y que aumentan no sólo esa brecha salarial sino también las diferencias en las condiciones laborales, salariales y sociales entre hombres y mujeres.
Debemos luchar por el reconocimiento pleno de enfermedades profesionales que afectan a los sectores laborales donde existe una mano de obra fundamentalmente de mujeres, por la lucha de unos servicios públicos que nos permita liberarnos de las cargas familiares y domésticas, por más medios para acceder al mercado laboral en condiciones de igualdad, por unas pensiones igualitarias, por la eliminación del techo de cristal, por una educación igualitaria y la eliminación de una Ley Mordaza represiva que no solo intenta silenciar a la clase obrera sino que frena la emancipación de la mujer trabajadora y sus reivindicaciones.
El 8 de marzo hay que salir a las calles, tanto mujeres como hombres, para inundarlas con nuestras voces, para exigir el fin de la desigualdad laboral y social, para recordar a quienes comenzaron esta lucha, para homenajear a todas esas mujeres que hicieron realidad derechos en antaño impensables, para poner en valor el trabajo de las mujeres sindicalistas que fueron y son amenazadas y perseguidas, para decirle a los dueños de grandes y medianas empresas, jueces, políticos, secretarios generales de sindicatos a sueldo del capital, a la derecha y ultraderecha opresora y a todas esas personas que normalizan el machismo en todas sus facetas, que las mujeres trabajadoras seguimos en la lucha por nuestros derechos y nuestra liberación laboral, que no nos arrebataréis los ya conseguidos y que somos imparables en la lucha por los avances de la clase obrera en general, y de las mujeres trabajadoras en particular.
Desde Alternativa Sindical de Clase seguiremos asegurándonos de que esta lucha, que es también la lucha contra el capital que nos explota y oprime, y contra sus guerras, se lleve a cabo diariamente en cada puesto de trabajo, en cada empresa, organismo e institución de este país y de todos los países del mundo, a través de la FSM, y hacemos un llamamiento a la afiliación y a las/os delegadas/os para que reivindiquen en las calles de sus ciudades esta lucha que no solo nos hace avanzar como sociedad, sino también como clase trabajadora y sindicalistas de clase.
POR LA IGUALDAD LABORAL Y SOCIAL DE LAS MUJERES EN EL MUNDO
POR LA PARTICIPACIÓN ACTIVA DE LAS MUJERES EN LAS ORGANIZACIONES DE CLASE